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Edecan: agroindustrias por definición

 

Carlos Gentile encabeza una familia dedicada a la industria destinada a producir para el campo. De Bolívar al mundo. Perseverancia y calidad como principios.

 

 

En 1957 comenzó la historia de una empresa bolivarense, ícono del desarrollo de la agroindustria local. Gentile Hnos., desarrolladora de Edecán SA, nació al calor del espíritu emprendedor, pero también de la solidaridad y la visión de futuro.

Hoy Carlos Gentile gerencia una empresa en la que se encuentra involucrada gran parte de la familia. Hace 57 años él tenía 11, y ya andaba entre los hierros, “estaban mi padre José como promotor y mi hermano Oscar (Cacho), que era mayor, siempre como Gentile Hnos.” El empresario concluye que “todos, yo, mis sobrinos e hijos, empezamos a trabajar desde chicos, desde los doce o catorce años. En ese entonces arrancamos con herrería artística, luego de obra, hasta que decidimos volcarnos a implementos agrícolas”.

El destino de los Gentile hace el camino de la agroindustria tiene un origen sui géneris. Es una idea que “surge en la Cena del Socio Vendedor que organizaba al Cámara Comercial. Ahí se compartió una mesa con amigos vendedores de maquinaria agrícola y surgió como tema que en Bolívar no se fabricaba nada. Nosotros contestamos que no se fabricaba porque no teníamos plata suficiente para iniciar un emprendimiento. Y ellos resultaron los colaboradores y socios, una sociedad de palabra con seis comerciantes de Bolívar”. Así surge un padrinazgo digno de imitar para fomentar el nacimiento de nuevas empresas, una experiencia difícil de hallar en la actualidad.

Así, “en 1970 comenzamos con la fabricación de chimangos, lo hacíamos en la calle de nuestra casa porque no teníamos otro lugar. Nosotros éramos los fabricantes, ellos aportaban capital y nosotros trabajo. No cobramos nada hasta que logramos equipara el aporte que habían realizado”. Esa forma de organización duró alrededor de cuatro años, “todo de palabra, lo único que se puso a nombre de todos fue el terreno sobre el que estamos en la actualidad. La compra de esta propiedad era para agrandarnos, y para que rindiera para todos, había que  poner mucho dinero. Ahí hubo una disolución de sociedad muy amigable, y nos dejaron solos. Después le pagamos con mercadería a cada uno lo que se había incrementado en capital, porque en verdad nos había ido muy bien en esos años”.

Aquella experiencia “es difícil de recrear, porque el problema es contar con la suficiente confianza en ciertas personas que andan dando vueltas empezando emprendimientos. Eso es duro de reconocer, pero también hay gente que está cansada de las estafas. En ese momento nosotros nos veíamos como creíbles, éramos jóvenes, yo de 24 y mi hermano de 31”, dice Carlos. Por entonces Edecán producía productos agroindustriales y Gentile Hnos. continuaba con la herrería.

La producción estaba a cargo de Carlos, y en el diseño y fabricación a medida estaba Cacho, pero ante su fallecimiento “me tuve que hacer cargo y dejamos lo de herrería, yo no nací con ese don del diseño. A mí me gusta más la producción en serie, él todos los días diseñaba algo distinto”, magia que atesoran en una carpeta, como muchas de otras pruebas que hablan de una historia de esfuerzo familiar.

 

Edecán es producto casi de un accidente, “fuimos a registrar la marca, pero ya había una firma muy parecida a Gentile Hermanos, por eso propusimos Edecán, como un juego de palabras para significar ayudante de campo, cambiando ayudante de campo de batalla por el eslogan su ayudante de campo”, en referencia al productor agrario.

En los años 70´s, “cuando comenzamos a fabricar, no dábamos abasto, lo que producíamos se vendía”, era una época de oro del campo. En ese momento “fabricábamos entre 18 o 20 sinfines por mes, era un disparate para nosotros. Era lo único que hacíamos”.

Una vez que los Gentile se quedaron al frente de la empresa, “empezamos a agregar lo que veíamos que podía ser un futuro”. En ese entonces “no se hacía estudio de mercado, nuestros referentes eran los fabricantes de Santa Fe. En esa época todo se fabricaba allá, y se estaba produciendo la transición de cosechar en bolsa hacia la cosecha a granel; aquellos fabricantes –muy adelantados en la visión- habían descuidado la fabricación de sinfines y chimangos para trabajar más en reformas para las tolvas en las cosechadoras”. Ahí se observó un nicho inexplotado en la zona, que Edecán aprovechó, “logramos conseguir vendedores en otra zona, colocamos algunas ventas en el exterior, sumamos más gente a trabajar y eso hizo que nos sobrara tiempo, y vimos nuevas oportunidades. Ahí observamos que era más fácil fabricar silos que chimangos, y los silos los traían de otro lado, así que empezamos a fabricarlos”. Paralelamente el mercado cambiaba, “algunos vendedores comenzaron a cerrar, y también apareció la venta directa. Mientras tuvimos a nuestros socios de la formación original, los respetamos a todos, como IPAGA, Iglesias Hnos., P.F.A., Roberto Pezzali –que era el más joven, recién comenzaba-, Gualberto Noseda –que era el administrador-, entonces la única firma que quedó fuera era Castellani. Eso nos aseguraba la venta a nosotros, pero a ellos les significaba una dificultad, que era no poder trabajar con otras marcas”.

Además de códigos de comercialización, Gentile analiza los cambios de mercado. “Antes la gente era fiel en la compra de los productos, ahora busca precios”.

Inmediatamente surge otro tema que le es propio a la empresa, la calidad. “Cuando decidimos arrancar con la sociedad, ellos nos dijeron que de hacer, había que hacer una cosa buena. Salimos con buenos materiales, incluso hacíamos reuniones con los clientes para ver qué defectos se le encontraba a los productos. Uno de esos errores fue la rotura de uno de los mandos que existía en la parte de arriba, y fuimos de los primeros en diseñar un cabezal cerrado –que aún usamos-, y al poco tiempo fue copiado en Santa Fe, fuimos precursores en esa cuestión de calidad”.

En la actualidad el mercado de Edecán ha crecido mucho, “tenemos más de diez vendedores en la provincia –sostiene Gentile-, la web es la mejor opción, hay mucha consulta, directamente hay alguien trabajando en las respuestas. El crecimiento es importante, hemos llevado a Santa Fe, Chaco, Misiones, Uruguay, al sur”, desarrolla el empresario.

Al evaluar o comparar con la competencia, Gentile asegura que “en precio, y con la misma calidad nuestra, estamos bien; hemos logrado una buena relación entre calidad y precio”. Interpreta que “hoy hay un público exigente, que pide precio y calidad”, lo que posiciona bien a la empresa. Ello –dice- se refleja en las elecciones, “donde hemos llevado un producto, nos han vuelto a comprar o lo hizo su vecino, eso habla de una conformidad del cliente”.

                        

Cuestiones de herencias

Ante el fallecimiento de su hermano, “dos de mis sobrinos quedaron en la sociedad, y hace unos años entró mi hijo mayor en un porcentaje de la sociedad”, con gran parte de la familia involucrada en la empresa, el proyecto tiene garantía de continuidad.

Carlos tiene como formación la educación técnica, con una visión del negocio amplia, capaz de absorber el entorno y reaccionar en consecuencia. Gentile lo dice con total simpleza: “me gustan los números”. Agrega un “nunca estamos conformes con el desarrollo de lo que estamos haciendo, siempre buscamos un paso más, y además, cuando se agranda la familia, es una obligación el crecer. Nosotros pasamos de dos dueños solteros a tener siete hijos entre los dos, y ahora con nietos, hay que hacerlo crecer”.

Acerca del futuro inmediato, Carlos evalúa “el panorama, que no es bueno. Nosotros tenemos las mismas ganas, pero el que está mal es el productor, que es nuestro comprador. Por más visión que tengamos, sin compradores, no vamos a ningún lado. Sin embargo pensamos que en momentos de crisis hay que crecer más que en épocas de bonanza, para que, cuando venga lo bueno, nos encuentre bien parados. Hoy el negocio está bien armado, nosotros nos hemos mantenido ante distintas crisis siempre en lo mismo, porque lo conocés y lo manejás el negocio, otros decidieron abandonar. El 2014 es un año malo, en lo económico y más con la situación local, ahora con inundaciones; el productor puede tener dinero, pero no lo va a gastar. Entonces, tenemos que estar preparados para cuando se abra la venta. Nosotros tenemos algo en marcha con muchos empleados, por eso hay que buscar formas para sostener la situación, sea tomando crédito o disminuyendo el crecimiento”.

Uno de los paréntesis de Edecán SA se encuentra en la obra de ampliación y realización de oficinas, sala de reunión, vestidores para el personal. La moderna y futurista construcción, ya en etapa final está pensada para el confort y funcionalidad de todo el equipo que integra la empresa. A su vez, y paralelamente, existe el proyecto de ampliación de la zona de producción, con un galpón de 520 metros cuadrados.

En lo referente a la fabricación, “estamos en condiciones de fabricar toda una planta completa, desde el silo, su mecanización, es decir la noria, el movimiento, la aireación. Además tenemos todo lo que es un fuerte de hoy, los comederos para vacunos y cerdos, que es lo que podemos trabajar en serie, y ahí apostamos a aumentar la producción”, sostiene el gerente.

Siempre pensando a futuro, “queremos mejorar lo que es imagen, el marketing. Paralelamente va la construcción nueva”, pero por la situación imperante, se produce un atraso de obra. Gentile observa que hace dos años pasaron un gran momento, “llegamos a terminar más de 45 elementos por mes, sin contar lo que es a medida, pero nos agarró mal parados en instalaciones, así que tuvimos que trabajar todos amontonados”.

En la actualidad en Edecán cuenta con 27 operarios, más los abocados a la administración, implica que “hay que poner kilos y kilos de hierro y chapa todos los meses para sostener la producción. Cuando hay un año malo, no podés dejar de trabajar, porque esa sería una mano de obra que aumenta el costo productivo”, señala el empresario. Enfatiza el hecho de trabajar siguiendo todas las recomendaciones de la ART, con sus capacitaciones, instalaciones, elementos de seguridad y legalidad laboral. Reiteradamente se refiere a los recursos humanos con agradecimiento

 

Cuestiones de mercados

Respecto a las formas de producir, Gentile manifiesta que “con el tiempo vamos mejorando, pero requiere mucha inversión. Hay una máquina que nos interesaría adquirir, pero vale U$D 150.000, una máquina mínima para mejorar el perforado y el corte de la chapa, es mucho. Esa sería una de las máquinas, solamente una; siempre vamos comprando máquinas menores, y no damos abasto a comprar, porque no hay un crédito que valga”.

Allí entra en discusión el mentado desarrollo productivo, el agregado de valor, el desarrollo de la agroindustria. Gentile parte de un concepto remanido, “el crédito es para el que tiene respaldo. Igualmente hay una línea de inversiones productivas que uno puede aprovechar, pero es parcial. Pero también hay que pensar en los talleres o emprendimientos que están peor que nosotros, y ellos no tienen cómo llegar”, sostiene. “Los bancos se van a cubrir siempre, es algo que no tiene arreglo, una empresa instalada, con capital y respaldo, se puede seguir ampliando con crédito. El crédito existe, y es bueno, pero son insuficientes. Hay que ir buscando, hemos comprado un camión de montaje por leasing, ya tenemos tres camiones; pero si comprás por leasing, tenés que cancelar para poder comprar otra cosa, y así se te pasa la vida. Lo ideal es que en un plazo de tres años puedas hacer todo el desarrollo necesario, sin embargo, a nosotros nos va a llevar más de una década”, asegura.

Por último se le solicitan al entrevistado sugerencias para quienes se inician. Define que “lo principal es no acobardarse, los primeros años son muy duros. Hay que pensar con mentalidad de continuación, a alguien le va a servir. En nuestro caso, los primeros veinte años fueron de lucha total, los resultados no se ven de inmediato. Hay que conocer si estás bien orientado en el emprendimiento, eso depende de la visión de cada uno o lo que requiere el mercado. En nuestro rubro hay que tecnificarte, y es un desafío, ya no hay lugar para la artesanía”, sentencia. Vuelve al principio de la historia, la falta de capitales, “nosotros tuvimos la suerte de encontrar a cinco emprendedores que creyeron en nosotros, porque si nosotros íbamos a pedir un crédito, no nos podían dar nada”.

www.silosedecan.com.ar

 

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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