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La desmitificación de la deuda pendiente

 

Amilcar Collante analiza el endeudamiento del país. Puntos de comparación respecto a 2002, 2007 y la actualidad. La deuda interna generada a ANSES y el Banco Central. Lo que viene y al límite del default.

 

infoEmprendedor contactó al economista Amílcar Collante, un especialista en el tema, para dilucidar algunos aspectos que ponen claroscuros al debate acerca del desendeudamiento de la Argentina en la última década.

Acerca de la veracidad del discurso del desendeudamiento, Collante contempla que “en comparación con el PBI del país, en principio hubo una fase de desendeudamento”. Pero –como al gobierno le gusta- es con la referencia “del punto máximo de la crisis en 2002, ahí con una megadevaluación cuando el dólar se va de 1 a 4, donde el país venía con una recesión desde el ´98, lo que otorga una relación entre deuda y PBI del 160%. Es decir se necesitaba un PBI y medio para cancelar, hoy está en un 45%. Pero eso era un momento extremo; pero si lo comparamos al previo de la crisis, en 2001 la relación era del 51 o 52%, por lo que es muy parecido” a la actualidad, revisa.

Entonces “hay que ver cómo se evalúa”, por lo que se remonta al ascenso de Cristina Fernández al poder. “Cuando ella asume la deuda era de U$D 144 mil millones y hoy estamos en U$D 201 mil, en términos nominales creció en U$D 55 mil, a los que hay que agregar unos 15 mil por los holdouts. Pero también hay que tomar deuda para cumplir con las obligaciones de 2015, y tal vez más para ayudar al Banco Central para financiar el gasto corriente”. En consecuencia, entiende que en “los últimos diez años, se puede hablar de desendeudamiento en el primer período (con Néstor Kirchner), en cambio Cristina ha tomado más deuda, y va a tener que tomar más para hacer frente a los canjes que quedaron afuera en 2005/2010, eso lo hace para pagar deuda y después poder seguir tomando más deuda”. En aquél entonces “estábamos en el peor de los mundos, por lo que cualquier comparación te da una mejora sustancial. Por eso hay que analizar el gobierno de CFK”, a lo que agrega un crecimiento inflacionario y una disminución en “las reservas que pasaron de 52 mil millones a 29 mil”

Se entiende que se llega a la situación actual por “no poder tolerar la moderación del gasto público, lo que tienen lo gastan. Así cuando gastás más de lo que ingresa, te tenés que endeudar. Primero generaron deuda interna, tomaron fondos de la ANSES (de los jubilados) y del Banco Central, que tiene el objetivo de cuidar la moneda. Ahí tomaron una deuda interna para pagar la externa, cambiaron de acreedor, pero la deuda está”. Según Collante esos dos organismos “tienen un 60% del total de la deuda, es decir, el mismo Estado es titular de la deuda”, “no podemos ir a un default porque esos organismos no le van a ser un juicio al mismo Estado, aunque sí le quitas los recursos porque cuando se produzca el vencimiento de los títulos, el Banco Central no puede pedirle al gobierno los dólares, entonces el gobierno debe renegociar y darle otros bonos, nunca se va a cobrar. El gobierno le debe al Banco Central por un total de U$D 42 mil millones, supera ampliamente a sus reservas, es una enorme deuda interna”, concluye.

 

Una posición política

Moderar el gasto público implica revisar el modelo y blanquear la economía. Collante lo traduce a lo básico: “es como en una economía doméstica, si gastás más de lo que entra, hay que cortarlo. Lo podés sostener por algún tiempo, pero la tenés que cancelar en un corto plazo u obtener más ingresos”. Pero en ello entran en juego otros blanqueos del modelo, como que “ahora el súperavit fiscal -pilar del modelo que tanto se habló- ya se evaporó, si durante siete años gastás más de lo que ingresa, es un barril sin fondo, no tiene forma de financiarse; ya usaron al Banco Central para emitir y financiarse, ahora tienen que recurrir a los organismos internacionales”.

Entre el gasto que se plantea a revisar, que políticamente nadie quiere exponer públicamente, está el de los subsidios. El experto explica que “al analizar el gasto, desde 2003 cuando empieza el modelo, el subsidio era de $ 3.000 millones, hoy asciende a $ 150.000 millones, un crecimiento enorme, lo que equivale a cinco puntos del PBI, o lo que es lo mismo el déficit fiscal que tienen hoy. ¿Qué pasa?, si hoy tienen que sacar los subsidios, el costo social es inmenso”.

Paralelo a ello entiende que ante un precio barato en las tarifas energéticas, como consumidor “no cuidás la energía y realizás un consumo mayor y lo despilfarrás. Allí el gobierno tiene otro problema, que se da vuelta la balanza energética, para lo cual necesita más dólares para pagar las importaciones, y no los tiene, así que hay que endeudarse por no haber hecho una buena política de anticipación”.

 

Problemas de cuentas

El gobierno argentino se encuentra sin demasiadas expectativas para arreglar sus cuentas. Con déficit fiscal y con enormes problemas en la balanza comercial, las fortalezas del discurso oficial empiezan a tambalear. Collante explica que desde el gobierno “determinaron como el modelo, con superávit fiscal y comercial, tipo de cambio competitivo, inflación baja y crecimiento alto. Ahora hay déficit fiscal, no alcanza a haber un déficit comercial porque hay un freno a las importaciones, que a su vez genera una caída en la actividad interna. Al tener una inflación alta, pero ahora con un tipo de cambio que se fue atrasando, todo lo que hace es perder competitividad, con un crecimiento que de 2011 a la fecha fue de estancamiento, y ya de recesión. Faltaron tomar las decisiones en su momento, ahora la inflación alta afecta el poder adquisitivo de la gente, y agrega un tema nuevo que es el desempleo”.

Son empleo e inflación preocupaciones gubernamentales de las más importantes. Para el economista, hay una reacción psicológica muy importante. Dice que “ante la incertidumbre de perder el empleo en la gente genera cortar cualquier decisión de proyección de gasto o en las empresas cualquier posibilidad de inversión, es una forma de paralizar el consumo”. Pero “si se pone en juego el empleo, ahí sí vamos a ver una caída muy distinta en la economía”.

Ya analizando el dato concreto, observa que “estamos entrando en el trimestre de oro en la Argentina, porque entran las divisas de la soja, lo que motoriza la economía; pero no se vio una performance importante en ese sector. Ahora viene un momento bastante duro, sin divisas y con una inflación persistente. Un factor extra que se suma es el de los holdouts, en espera que no haya importantes recortes en el empleo”.

 

Sin ambigüedades

Collante es un profesional joven, que no especula políticamente y que puede definir declaraciones sin condicionantes. Al analizar las medidas que se debieran haber tomado, no duda, y asegura que “ahora hay que tomar medidas muy abruptas. En su momento tendrían que haber subido la tasa de interés de a poco para evitar la dolarización y lograr depositantes con interés”. Entiende que el momento era cuando el gobierno obtuvo el 54% de adhesión en 2007.

Desalentado el ahorro, “uno prefiere consumir antes que guardar, porque al guardar, la inflación le gana al poder de compra”. Si bien se fomentó el consumo, Collante infiere que “en algún momento hay que ahorrar para después realizar inversiones para que crezca la economía, realizar inversión y consumo van de la mano, por lo que es necesario el ahorro” en forma previa.

La otra cuestión a revisar es el “de los subsidios e ir desmantelándolo”. Plantea una mirada copernicana, dice que “se le ha dado subsidios a población que no lo necesita por su poder adquisitivo, hoy AFIP puede cruzar los datos y decidir sobre ello. Si el gobierno hubiera invertido la pregunta acerca del deseo de renunciar a los subsidios por la de anotarse para recibirlos, gran parte de la gente no lo hubiera pedido, y ya tendríamos un ahorro”. Ahora “son 155 mil millones que se destinan a subsidios. El gobierno tiene un gasto a un billón de pesos, equivalente a U$D 100 mil millones, es decir la mitad de la deuda por año, eso es una barbaridad”.

Según el economista, satisfacer esos recursos representa un problema: “la presión tributaria es del 40% sobre el producto bruto, ya no se le puede sacar más a la economía, hay que ver con qué eficiencia se gasta”.

Lo que queda es volver a “refinanciar, a mayor plazo y menor tasa para que las generaciones futuras la puedan pagar. Hay que observar que los vecinos nuestros se están endeudando a una tasa del 3%, México tomó crédito a pagar en 100 años, y Argentina al Club de París le tiene que pagar en cinco años y más de lo que había pedido. Todos nos piden mayor tasa ante el mayor riesgo. Esto evidencia que nuestros vecinos han hecho mejor las cosas”.

 

El default, el peor de los escenarios              

Por último Collante descree de un default total, pero de existir parcialmente, como país “implica mayor riesgo e incertidumbre. Ya hay provincias que piensan emitir deuda para financiar su gasto corriente. La Argentina tendría que sacar esos recursos del BCRA, es decir tener menos reservas, y si no hay recursos, no queda más que el ajuste”. En ese contexto, para las provincias y municipios, “todas las obras proyectadas se ven comprometidas. Ahí crece la incertidumbre, como consecuencia se dispara el tipo de cambio paralelo, y para contenerlo se va a elevar la tasa de interés, por lo que el crédito va a ser más caro. El BCRA va a perder reservas porque va a tener que salir a ayudar al gobierno. Se trata de un gasto que hay que hacer y que no tenían previsto, por lo que obligadamente tienen que ir a un ajuste mayor. Todo tendrá una repersución en la economía en general”.

En la política de posponer para negociar el gobierno ha incrementado sus obligaciones. Así, ejemplifica, ante “el Club de París, en el último informe de Economía de 2013, la deuda reconocida era de alrededor de U$S 6.000 millones y pagamos nueve mil. Lo mismo con Repsol, se dijo que no íbamos a pagar nada, luego se habló de un precio justo y después hubo un acuerdo sorpresivo con un pago en bonos que en el mercado eran de U$D 5.000 millones, pero que al momento de pagarlos van a significar 9 u 11 mil millones de dólares. Siempre es pagar más de lo que corresponde, siempre sin estrategia, sin conocer los negociadores y sin un plan”.

Al finalizar Collante sostiene –ya pensando a futuro- que “el gobierno debería tener un plan integral que contemple todas las variables económicas, con un gobierno en retirada y con baja adhesión, es muy complicado, pero los que vengan deben tener un plan a mediano y largo plazo” a fin de enfrentar lo que él denomina problemas de la economía real.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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