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Proyecto Mapear: Trazadores de caminos

 

La experiencia de desarrollar cartografía para aplicar a la navegación satelital. Una comunidad de voluntarios que relevan, dibujan y cargan la información para los GPS. Eddie Pisano es uno de ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La navegación satelital ha dejado de ser un reducto de nerds o híper especialistas para convertirse en parte de la cotidianidad. La georreferencia es normalidad en numerosas acciones que realizamos. La navegación a través del GPS ha facilitado enormemente desplazamientos en lugares desconocidos, y con la innovación tecnológica y su accesibilidad, la información disponible para tomar decisiones es cada vez mayor. Pero todos esos datos, han sido cargados por alguien.

¿Quién se encarga de subir esa información a los GPSs? Una de las empresas que se dedica a ello es el Proyecto Mapear, una comunidad de usuarios voluntarios que ya ha superado el millón de participantes en Argentina. En Bolívar hay varios referentes, uno de ellos es Eddie Pisano, un Licenciado de Tecnología en Alimentos que trabaja en el Laboratorio Regional de Bolívar, y que por hobby –y necesidad, subraya- entró en la misma.

Pisano es un apasionado del tema, asegura brindar al menos una hora al día a la comunidad. “Yo me engancho en esto como se engancharon todos, con un GPS –no el de los autos, sino el de medición, el de exploración- que habíamos comprado con mi viejo, un Legend básico, que la ventaja que tenía era que se le podían agregar mapas”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mapear, entre qué y para qué

Explica que ante la adquisición de un GPS, el usuario “lo primero que uno hace es trackear, medir un campo por ejemplo, pero también para ir de un punto a otro, pero ahí veíamos que faltaba el caminito. Entonces empezás a googlear para buscar de dónde bajar los mapas, Proyecto Mapear es uno”, al que se accede mediante una simple suscripción gratuita (www.proyectomapear.com.ar).

“El proyecto se inicia en 2005” ante la aparición de los equipos, “pero no existían los mapas, más que los que uno mismo había hecho, y eso te quedaba a vos, nada más. Pero te encontrabas que había otro tipo como vos al que le pasaba lo mismo, por lo que se hizo un grupo para juntar toda esa información. En ese entonces todos los equipos eran Garmin, pero como por cuestiones de mercado no desarrollaba los mapas, es que el grupo decidió crear los propios”. Es “la necesidad ante no tener una buena cartografía en el tercer mundo” lo que origina comunidades como estas; algo similar puede observarse con el Google Earth, con gran disparidad de calidad y actualización entre los países más desarrollados y los tercermundistas. Así surgen los proyectos, “hay uno muy grande en Brasil, otro en Venezuela (Venrut) y su par Peruano (Perut). La ventaja de estos proyectos cooperativos es que vas a encontrar tanto información de una gran ciudad como de una pequeña, porque de hecho existen usuarios de Urdampilleta o Pirovano, que al bajar al cartografía, lo primero que hacen los usuarios es ver cómo está dibujada su propia zona. Eso estimula a mandar las correcciones, se transforma en un círculo virtuoso”, de alimentación permanente.

Analiza el entrevistado que “el boom de los GPS se da cuando EEUU les saca un margen de error de 100 metros, el que se hacía por razones de seguridad; Busch lo bajó a 10 metros, lo que permitió una auténtica explosión” en el uso práctico de los mismos.

 

El rol del colaborador

Pisano manifiesta que estuvo “como cinco años como simple usuario. De Bolívar hay un montón de gente que ha aportado datos, como Jorge y el Marcelo Reyes (originariamente enrolados en Patagonia 4x4); es Jorge el que trackeó toda la planta urbana de Bolívar en una moto, porque no existía. Él la mandó a alguien, que cargó el dibujo y luego apareció en el GPS”. Justamente Daniel Reyes es el primero en comercializar los aparatos, lo que incentivó la exploración de los mismos. Otro colaborador de gran reconocimiento en el proyecto fue Víctor “El Negro” Noel, uno de los precursores en el tema.

“Yo en este momento soy dibujante –manifiesta-. Mapear en este momento abarca Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. A cada dibujante le dan un pedacito de ese mapa, lo que se llaman mosaicos, yo tengo Andalgalá, Esquel, un par más, algo de Chile, y nada de Bolívar”, porque ya estaba asignado a otros dibujantes.

Así, colaborativamente los usuarios van mandando la información marcada en sus propios navegadores, la que después se reporta, se reenvía “al dibujante del mosaico que corresponde, tomás el pedacito, lo arreglás, hacés coincidir con la imagen satelital, agregás la información –desde un camino a un bar-, luego otro compila todos los mosaicos y lo arman de acuerdo a un formato específico. Si lo va a usar Garmin, tiene un formato, si es para TomTom, tendrá el suyo”.

Otros colaboradores del proyecto son “los extras, que son los que agregan información adicional, como lomos de burro, curvas peligrosas, límites de velocidad, etc.”. Cubiertos los datos básicos, la base se sigue enriqueciendo, como por ejemplo los “que agregan los mojones de los kilómetros en ruta, que es algo que no siempre necesitás, pero si te quedás en la ruta, querés saber en qué kilómetro te tienen que buscar”, simplifica.

Paralelamente esa complejización siguen surgiendo más posibilidad, “si tenés un local, cabaña u hotel en Bolívar, lo marcás y lo mandás a un dibujante”, asegura.

“¿Qué necesita uno al viajar?”, se pregunta Pisano: “asistencia para el auto y para vos, dónde comer y dormir, como también algún lugar interesante para visitar. Así seguís la hoja de ruta, -que se puede planificar desde la computadora- y cuando llegás a la noche, ya tenés la información necesaria. Cuando estás llegando al lugar, –si lo has bajado- ya tenés el teléfono del hotel al que podés llamar antes de arribar, y si no hay vacantes, buscás en la alternativa más cercana”.

 

La base en la gratuidad

El por qué del voluntariado se basa en un principio colaborativo y en la gratuidad. Vuelve a las raíces del proyecto, “cuando vos mandás algo, se te devuelve todo gratis. Lo único que tenés que hacer es suscribirte a la página”. Para alcanzar el funcionamiento y mantener el concepto, se sustenta a través de “banners de publicidad en la página, otro ingreso es el que viene por derechos de autor cuando le pasás la información a una de las empresas de GPS”, el que a su vez tiene su contraparte, porque “para dibujar necesitamos programas, con licencias, y ellos nos proveen los mismos, como también nos suelen dar en comodato GPSs para testeo”.

A su vez marca las diferencias sustanciales en los GPS, “desde el concepto básico de hacer un fuera de ruta, explorar, el más vinculado al concepto militar, frente al navegador que te marca una ruta, gire a la derecha, recalculando… la información que usan es la misma, pero con aplicaciones distintas”. Hoy la tecnología de telefonía celular también hace accesible la navegación satelital para todos. Para los seguidores de Garmin y específicamente de Mapear, ahora se dispone de una aplicación específica para los smartphones: Viago, “que lo podés bajar desde la página”, pero también existe la versión alternativa, no tan completa como la oficial, pero igualmente útil. La otra aplicación “para TomTom, la tenés que bajar directamente desde la página de ellos”.

Una cuestión que enfatiza es la gratuidad de la actualización de la cartografía, “porque es la esencia del proyecto”. “Desde nuestra página –sostiene- hay programas que te permiten bajar otros programas, por ejemplo para armarte el viaje antes de salir, lo hacés desde la computadora y luego lo ponés en tu GPS”, pudiendo planificar al detalle.

 

Por último refiere a la pasión personal y la socialización que surge de la comunidad de participantes. “Dos veces al año nos juntamos la gente que más comprometida está, dibujantes, coordinadores, foristas y extras. Somos cerca de cien que nos juntamos unos tres días a intercambiar ideas o compartiendo el tiempo”, sostiene. Agrega que “después de tanto tiempo, ya se trata de un evento social, donde se fomenta la amistad del grupo”. Así el mero hecho de coordinar el mosaico de Chile que le corresponde dibujar, “me ha permitido conocer gente de allá”, y también, al ser “una propuesta muy federal, a donde vayas en el país, vas a tener algún conocido”, culmina el comunero.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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