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Errores que un jefe debe evitar

 

A muchos nuevos jefes se le “suben los humos a la cabeza”, una mera forma para manifestar una falta de tacto que lo coloca en el lugar de un líder ineficiente. No basta con “asumir” el cargo y comenzar a ordenar, por más que mueras de ganas por demostrar todos tus conocimientos y virtudes.

El acceso a un nuevo cargo directivo también puede poner al descubierto los peores defectos. Recordemos, no todos tienen el don del liderazgo, sino que lo debemos ir construyendo. Si nos iniciamos en el medio de desencuentros y resistencias, todo será más difícil.

¿Cuáles suelen ser los errores más comunes?

 

Imponerse porque “soy el jefe”

La mayoría de los nombramientos implica la realización de cambios entre los subalternos. Si han de realizarse los mismos, deben ser transparentes y justificados, de forma de transmitir tranquilidad entre los trabajadores.

Los nombramientos o rejerarquizaciones no han de hacerse entre gallos y mediasnoches, sino que tienen que ser claros, con mensajes explícitos, de forma de clarificar –antes que nada- una forma de comunicación que ya es parte de la gestión. La misma debe evitar malos mensajes, comentarios de pasillo y malos entendidos.

 

El personal se maneja solo

El desinterés por los equipos que hacen a la gestión es un error imperdonable. Pero también hay que conocer muy bien cómo son los procesos dentro de la organización laboral, como también los responsables y/o líderes de los puestos clave. Su colaboración harán posible la cooperación para un accionar que permita llegar a los objetivos.

En consecuencia, conocer qué y cómo se hace cada tarea, permitirá eficientizar la conducción. No hay que temer al desconocimiento, preguntar, informarse, investigar y escuchar, son clave.

 

El clima no siempre es benigno

En las mismas recorridas que permiten reconocer el punto anterior, puede producirse el acercamiento que nos deje interpretar el clima laboral. Uno malo, agravará problemas, y difícilmente se mejore dando cuatro gritos.

Descifrar el nivel de motivación del equipo que se conduce permitirá reorientar al equipo. Recordemos que las mismas no siempre son económicas y que un equipo motivado es el mejor aliado que podemos tener.

Ir al análisis de las desmotivaciones, ya requiere intervención profesional, propias del área de Recursos Humanos a fin de evaluar la inteligencia emocional. Pero al conocer la mera existencia de la desmotivación, facilita abordar el problema, detectar flaquezas en el proceso productivo, y si se interactúa correctamente, se conocerán fortalezas y debilidades. Son esa información, debe buscarse la motivación para sacar lo mejor de los colaboradores.

 

Ya llegué, no cambio más

La falta de actualización paraliza la gestión y nos mantiene por inercia… hasta que se acaba.

Desconocer –por ejemplo- los cambios tecnológicos hacen a la ineficiencia de una relación laboral. También los modelos laborales se van transformando. Asimismo las formas de llegar al cliente sufren permanentes transformaciones. Por lo tanto, el éxito de ayer puede perecer hoy.

 

Todos son iguales

Un líder conoce las competencias de los integrantes de su equipo, sabe de sus fortalezas y potencialidades. Para ello hay que evaluar permanentemente –y hacer la devolución-, para que, ante las alertas, puedas efectuar las correcciones necesarias. Cuando necesites lo mejor de cada uno de ellos, sabrás a quién delegar las responsabilidades.

 

Teniendo en cuenta esos conceptos, obligan a pensar en que el liderazgo es una construcción permanente, que requiere trabajo, aprendizajes, perfeccionamientos, y facultades de escucha e interacción.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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