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Emprendedores culturales

El Mangrullo, una resistencia al mercado

 

Teijón rescata la esencia del teatro independiente, las oportunidades que emergen en la agrupación, el buen momento y la inminente casa propia.

 

El Teatro Vocacional El Mangrullo lleva 56 años de desarrollo comunitario, actualmente en un momento de brillo artístico y a punto de inaugurar su sala propia. Carlos Teijón, recuerda que en la fundación “se juntaron quien fuera director de La Mañana, Oscar Cabreros, con Horacio Coviella, quien creemos es el ideólogo de esa movida. Se cree que se juntaban en el ex Bar Rex para organizar la primer obra, que fue Así es la Vida, y más tarde se creó la comisión”.

“En ese entonces ya estaba La Cultural –recuerda Teijón- donde había mucha gente de letras, y ellos también estaban ahí, pero se congregan por su interés en el teatro”. Hoy El Mangrullo se encuentra en un momento reinaugural, “es un momento importante, después de la actividad fundacional se hacían una o dos obras por año, con un grupo fluctuante de gente. Hubieron varios directores, cuando fallece Oscar Gentille, que fue quien más tiempo dirigió al grupo, produce una de las crisis más importantes ya que se cierra por alrededor de dos años. Eso es hasta que llegamos nosotros, como una camada nueva que vuelve a formar el grupo. Estábamos muy tranquilos en la sala que habíamos formado, y que incluso lleva el nombre de nuestro director; vuelve a darse otra crisis cuando nos cierran la sala y se nos impide trabajar con el público”. Allí se produce otro giro, “era un grupo instalado que se cierra por desinteligencias de la comisión de La Cultural, por lo que debemos buscar un lugar para realizar las obras. Eso se subsanó realizando las presentaciones en el Coliseo, pero que por los costos no se puede realizar lo que uno quiere, no podemos hacer una obra por semana o invitar a otros grupos de teatro”.

 

Casa nueva

Con el fin de terminar con la dependencia, es que “se decide evaluar la posibilidad de los subsidios del Instituto Nacional del Teatro para la compra de inmuebles y construcción de salas”, derrotero que la agrupación persiguió por tres años, donde recibieron los subsidios pero por dinámicas de mercado no lograban la concreción de la adquisición.

Una figura que se destaca en la charla es la de Beatriz López, “quien va por su tercera presidencia, un motor más que importante; prácticamente nosotros colaboramos con ella, porque quien tiene la obra al hombro es ella. Y en su momento, cuando se compró el lote, también el fallecido Justo Negro Salazar, otro pilar, y después a todos los integrantes porque están todos”.

Ahora, ya alcanzado el propósito de adquirir y construir la sala para unas 140 butacas, al “grupo se le ha generado una actividad extra en que el interés está puesto en recaudar para poder bancar la obra majestuosa que se está realizando” ya que el subsidio alcanzaba para la compra del lote y poco más, “todo sale de los bonos contribución y de boletería”. Al momento de evaluar la obra, el director asegura que “está muy avanzada, están los baños para el público, los camarines, la losa inicial, toda la sala, solamente está quedando el desnivel del piso y la obra eléctrica” sostiene.

 

Fortaleza grupal

Otra apreciación es acerca del crecimiento grupal. Teijón reconoce que “ha habido épocas; al inicio de la nueva etapa éramos alrededor de treinta personas, algunas ya venían de antes. Después bajó con el lógico cierre de la sala, porque se suspendieron todas las actividades, lo que resintió la presencia de mucha gente. Esto es amateur, gente que está porque se la convoca, y sin actividad no concurre, salvo un grupo chico que ya es estable. Ahora con la nueva sala y con el movimiento en el Coliseo, se ha vuelto a sumar mucha gente”. También contribuyeron los talleres que han realizado en los últimos cuatro años, sean los que realizó el mismo Teijón como los que ahora está efectuando Alicia Garmendia, “toda esa gente que salió, la mayoría queda dentro del grupo, va creciendo cada vez más”. Asimismo realza “la importancia de los talleres, eso genera mucho movimiento, fundamentalmente con los chicos”, sostiene.

 

Público, escenario y mercado

Ya en otro plano, se le plantea al referente la omnipresencia del mercado, sin embargo, el teatro ha perdurado y ha trascendido aún en comunidades como las de Bolívar. Teijón interpreta que “dentro del entretenimiento es viejo como la humanidad. El hecho que representen historias en las que el espectador se ve reflejado e interpretado en el que entra en el juego teatral donde olvida la mentira que está viendo, entra en la historia y es atrapado por los actores, es un juego de ida y vuelta que no va a terminar nunca. En esto entra en juego el interés del espectador, que es algo que como director intento tener en cuenta; si bien es una obra que me tiene que gustar, mi gusto no es lo principal. No puedo considerar un texto que no me atrape, pero que también pueda ser bien recibido por el espectador, y si ese juego lo mantenés, hay mercado para rato, porque lo estás atendiendo”. A su vez considera escollos en la actividad, las que observa “en el teatro independiente y experimental, que es importante que estén, pero que sufren una crisis de espectadores porque es un teatro que se realiza para otra búsqueda, que no es el público. Nosotros vamos por otro lado, me interesa mucho el público, no trabajo para una sala llena, pero sí lo tengo en cuenta. Es importante al momento de dirigir, tener en cuenta al público. No existe en ese ida y vuelta comunicacional, el teatro no tiene sentido. ¿Para quién lo hacemos? ¿Para nosotros y para los actores?”, interroga y reflexiona.

Competir con una multioferta de entretenimientos como los que existen hoy, sea el mismo cine o la televisión, representan un desafío. Teijón lo rechaza, “yo no lo veo. Eso va en los intereses de la gente, es otra cosa, el teatro es otra salida, otro ritual, otro gusto de la gente, y siempre va a haber gente que quiera ir a ver una obra, son manifestaciones diferentes, cada uno con sus adeptos la que se disfruta en distintos momentos. Es totalmente diferente”, asiente.

 

Larga vida

Frente a lo expuesto, los grupos teatrales deben subsistir y sobrevivir. El director es optimista, refiere a la participación en La Región de los Vientos, reconoce que en esas reuniones “se suele presentar la necesidad de los subsidios como algo imperioso como para subsistir, nosotros todavía no lo necesitamos. Por suerte nos va bien en boletería, lo que nos permite ingresos genuinos para mantenernos. De lo que se genera en una producción, se trabaja para la siguiente”, refiere. Rescata la existencia de “subsidios desde Comedia de la Provincia o del Instituto Nacional de Teatro para los teatros independientes”, sin embargo “entiendo que todavía se puede sostener el teatro independiente desde su esencia, desde la boletería, la autogestión, salvo los gastos extraordinarios como la construcción de un teatro, que es lo que sucede una vez en la vida”.

Destaca los logros “desde la Ley Nacional de Teatros, lo que hace que tengamos un aporte, que nosotros como Mangrullo todavía no tenemos, porque es un requisito tener tu lugar. Pero hay toda una serie para funcionamiento grupal o dirección de obra, lo que permitiría que un grupo independiente pudiera funcionar perfectamente”, lo que avizora un enorme potencial para los mangrulleros.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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