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También emprendemos

 

Emprender desde el interior suele convertirse en un doble riesgo, en un aumento exponencial de escollos, costos e imponderables.

Los condicionantes atentan directamente con la voluntad y las ganas. Ya lo dice el adagio: Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires, o lo que es lo mismo, los grandes centros urbanos. No es casual estudiar, analizar y problematizar la macrocefalia porteña, o más cercanos en el tiempo la consolidación del Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), o aún más reciente la conformación de la primera megalópolis argentina, un continuo urbano que se extiende desde La Plata a Rosario, constituyendo –siempre- la máxima concentración humana, económica y política del país. Por ende, el mercado concentrador. Concentrador de verdad, en cantidad, ofertas, disponibilidad, calidad, poder de decisión, oportunidades, etc.

La cuestión de escalas, la conformación del mercado, las distancias, la logística, pesan criteriosamente en el pensamiento emprendedor. ¿Cuánto puedo vender? ¿Cuál el alcance de mi público? ¿Cuánta ganancia? ¿Qué potencialidad? ¿Disponibilidades?

A los emprendedores del interior se les suman todos esos aspectos al momento de ponderar el negocio. Pero las distancias también suelen presentarse respecto a capitales intelectuales y culturales –no solamente económicos- en los que el emprendedurismo debe navegar.

Los costos del interior son singularmente más importantes. El maldito plus o diferencial se aplica a todo. Pero es un ponderable, conocido, predecible, consabido. Lo que realmente marca el espíritu emprendedor es la capacidad de decidir -de hacer a pesar de- de atreverse con inteligencia a adaptar su situación al entorno ambiental.

Lo que el emprendedor del interior debe agregar a aquellos ponderables, son el factor distancia (ya no física, geográfica), fundamentalmente en la lenta reacción de los servicios a la adaptabilidad del cambio. Fenómeno en el que nuevamente el mercado restringido funciona como un corset, acotando potencialidades. El tercer sector es el más perjudicado para ofrecer lo mejor a nuestros emprendedores. Desde la misma selección de ofertas educativas a la mera constitución de un stock (y la obvia disponibilidad inmediata), de las asesorías a los servicios financieros, de la disponibilidad de una prestación a la adquisición de tecnología, sus mantenimientos, la información, capacitaciones, y un enorme etcétera. No hace distinción de profesiones, desde la informática a la medicina, de la producción agraria a la educación, de la mecánica al comercio, todos se ven afectados por lo mismo. Y por ende, también el periodismo –un prestador de servicios-.

El “hay que mandarlo a Buenos Aires”, o el “hay que pedirlo”, al “hay que averiguar si lo pueden mandar”, son auténticos desalentadores. Por falta de mercado no hay en stock determinado repuesto, y a pesar de la logística, suele tardar tiempos impensados para la lógica productiva. Para relaciones impersonales, signadas por el anonimato de las masas, el incumplimiento de un presupuesto económico o transformar una demora de 48 horas en una semana y una semana en un mes, da lo mismo. Para el emprendedor local, es dinero, prestigio y esfuerzo dilapidado por un desconocido. Por mercados mínimos, hay tecnologías que no se pueden incorporar, son imposibles de amortizar. Por lo mismo, hay servicios inexistentes, que de ser incorporados desde esos grandes centros, se convierten en inaccesibles.

Así, el gran desafío para los servicios pasa por asegurarse una cadena eficiente, rápida, económica y –fundamentalmente- responsable que permita la accesibilidad.

Por último, la cuestión cultural. “No tengo competencia”, ha dejado de ser una premisa en el mercado global. Por lo tanto, todos debemos mirar cuáles son las herramientas disponibles para trabajar en colaboración, asociados, unidos en el afán de mantener los escasos mercados, actuando para que no sigan ganando espacios los que ya tienen asegurado los mismos.

Lic. Marcelo Chillón

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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