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La innovación y asociación tecnológica como solución

 

Matías Valentín y Jorge Reyes juegan a las diferencias para completarse mutuamente. Cada uno sabe respetar al otro, y tomar el rol que aquel no prefiere tomar. El primero es técnico mecánico, el otro egresado de la escuela agrícola. Ambos hacen un equipo. Son uno de los ejemplos locales para superarse a sí mismos, buscando soluciones en la innovación y en la tracción de las grandes marcas: Bosch.

Al evaluar la historia, es Valentín el promotor. Relata que empezó “con un taller de mecánica general, años 94 o 95, que de a poco me llevó a atender autos cada vez más nuevos. En el 2000 empecé a hacer gas, GNC, y en 2005/06 empezamos con un proyecto de autos a inyección, comenzamos a hacer cursos y nos conectamos con la gente de Bosch, que es lo que hacemos ahora”.

No eran amigos, apenas se conocían. “Nos conocíamos de la calle y del taller de mi tío Daniel (Reyes)”, dice Reyes. Agrega que “nos encontramos varias veces en cursos que fuimos haciendo de inyección, cuando todavía era algo muy verde. Viajábamos a Mar del Plata, Tandil u Olavarría; y un día a la vuelta Matías me comentó que quería meterse de lleno a inyección y hacerlo juntos. Teniendo otro trabajo, lo pensé, charlé con quien lo tenía que hacer e hicimos un par de proyectos para ver si alguien nos podía dar un financiamiento, y decidimos encarar el primer scaner en 2005, el segundo al año siguiente, cuando comenzamos a trabajar con Bosch, un verdadera red mundial”.

 

Cambiar la francesa por la red tecnológica

El taller se encuentra entre los pioneros de la inyección electrónica en el ámbito local, una forma de modernizar la mecánica.Valentín reduce la decisión a una frase: “empezás y no podés parar, cada día te vas metiendo más, arrancás con lo básico y seguís”.La decisión de incorporar tecnología fue a través de una “actitud de Matías, esto se está viniendo, había que hacer algo que ya estaba, el auto ya estaba dando vueltas aquí, y no había quien lo repare. Si bien no fuimos los primeros, estuvimos ahí, y había que decidir entre seguir trabajando con la llave francesa y la lamparita o meternos en esto, sabiendo que es un viaje sin retorno. Siempre hay que incorporar algo más, sean herramientas o tecnologías”, observa Reyes. Es “el mismo auto que te va llevando, porque siempre cambian, te llevan a una constante actualización”, remata su socio.La relación con la multinacional comenzó aprovechando la oportunidad, algo que se dio “a través de un proveedor, de los varios que tenemos, que a su vez es representante de Bosch. Es una empresa que hace desde lavarropas a equipos de medicina, y al medio tenés todo lo que es vehicular”, recuerda Reyes.Valentín agrega que “nosotros nos habíamos comprado un scaner, ese viajante viene, ve las características que teníamos y el trabajo de ese momento, considera que cumplíamos con los requisitos, cumplimentamos con todos los requerimientos formales que nos solicitó la empresa para representarlos”, e iniciaron el nuevo rumbo.

 

Bosch, una auténtica red mundial

Los requisitos para pertenecer no son menores. Reyes describe que se “deben cumplir con toda una serie de normativas. Hay una patronización que exige la empresa; vos te parás en nuestro taller y –salvando las diferencias- lo hacés en otro de Salta o España, te vas a dar cuenta que es un servicio Bosch por los carteles, la pintura, los pisos, todo. No es que vos ponés Bosch y ya está, todo tiene su instructivo, los colores, la organización, todos los talleres son iguales se generaliza una red de talleres”.

Como empresarios, eso les permitió contar con “un cartel de una empresa conocida, todo el mundo sabe qué es Bosch”, dice Valentín. Además, “al estar cumpliendo las normas impuestas, sabés que al menos vas a un taller avalado por alguien. Hay una empresa que está detrás que está vigilando que cumplamos con todo, que todos los años te audita, que exige que hagas los cursos que tenemos que hacer, te ponen puntaje en todo, hasta la vestimenta y la atención al cliente. Hay un cliente encubierto que siempre te mandan y evalúa cómo es tu servicio. Así, el cliente que no conoce a nadie, no tiene un mecánico, ya sabe que si va a un servicio Bosch, tendrá un servicio diferente”.

“Uno tiene un respaldo, tenés un equipamiento y un asesoramiento técnico, ante cualquier eventualidad los llamás” (Reyes), y Valentín sentencia que “toda la red Bosch está on line, los mismos scáneres están en línea, así cuando tenés un problema y no encontrás la solución, en otro taller te lo pueden encontrar”.

Pero también remarcan los beneficios para el cliente, “hay un plus, en cualquier lugar al que vayas de la red Bosch te van a atender bien, más cuando vas derivado. Ponele que estás de vacaciones, se te rompe el auto, nos llamás y nosotros nos comunicamos. No caes en cualquier lado, aunque es un desconocido, vas a un lugar recomendado” (Valentín). Reyes explica que aunque “no nos conocemos, pero ante el contacto que hacemos, sabés que hay alguien más que está sabiendo de un problema, donde no te van a estafar, porque vos sabés a dónde lo has mandado, y cualquier inconveniente, se lo vas a comunicar a un supervisor de la red Bosch”.

 

Hacia el servicio total

Sin la actualización de máquinas y programas, “ante un problema que tenga en un auto de última generación, nosotros vamos a saber qué es lo que tiene”, recalca Reyes.

“Aquí se terminó el Falcon y el Renault 12, ya no hay autos que se solucionen de manera fácil”, expresa Valentín. Agrega que “generalmente la gente no sabe qué auto es el que tiene o el que se compra, y es un gran problema. Hoy una falla es un problema grande que puede obedecer a una de las computadoras, que te están manejando desde la radio y el levantavidrios a la aceleración o los frenos, y si no vamos evolucionando, te quedás. La base mecánica del motor es el mismo, pero la computación gobierna, hoy lo básico son los cables y sistemas eléctricos”.

La inclusión tecnológica “ha permitido que el cliente ya no se tiene que ir de Bolívar para solucionar el problema. Antes tenías que hacerte 150 o 200 km para que lo hagan”, recuerda Reyes.

Valentín agrega un carácter diferenciador de la empresa: “nosotros hacemos el service integral, y que muchos no lo saben. Te tomamos un auto y le hacemos todo, mecánica, chapa, pintura, etc. Muchas empresas nos dejan el auto o la camioneta para que le hagamos todo lo necesario, el cliente no quiere andar dando vueltas. Nosotros revisamos todo, lo presupuestamos, y le hacemos desde el lavado a tren delantero, mecánica, electricidad, y lo que no hacemos, lo tercerizamos con un taller responsable del cual nosotros nos hacemos responsables. Una vez que el auto vuelve, lo volvemos a revisar”. Esa integralidad les ha permitido ganar como clientes a varias compañías de seguro.

En una misma línea, Valentín rescata que han “implementado una historia mecánica (como la clínica), que recoge todo lo que se le hizo al auto, así cuando venís, ya sabés qué se le hizo y sabés por dónde puede ir la solución. Eso evita que vayas de mano en mano”, asegura.

Buscando crecer, Reyes añade que “ahora tomamos Garantía Plus, un servicio que le da una empresa a prestadores de cero kilómetros. Generalmente la agencia te da un año o 20.000 kilómetros, luego la garantía vence; esa empresa, te amplía un año extra más u otros 20.000 km. Ellos venden una garantía extendida, ante una rotura, nosotros somos sus representantes, otro convenio que ha realizado Bosch”.

Como siguiendo una planificación, “así como pretendemos que el cliente no tenga que deambular por los talleres, lo mismo queremos con los repuestos que hagan falta para las reparaciones, sean mecánicas o sieniestros de choques”, manifiesta Reyes. Empezaron “con las cosas que uno va necesitando, trayendo directo de los proveedores, y luego se fue armando un stock para tener venta en mostrador. En eso estamos trabajando, y también queremos que la gente nos conozca” como tales.

 

Incertidumbre omnipresente

A los emprendedores no les escapa un denominador común: las reglas de juego.

Reyes resume que “uno siempre se levanta pensando en todo, en cómo solucionar el trabajo cotidiano, pero también hay que sumar toda la cuestión política, económica y decisiones del gobierno; con eso no se puede hacer nada, uno se va amoldando”. “Cada día se pone más difícil, hay más costos y menos ganancias”, complementa Valentín.

Reyes sintetiza que “nos ponemos en el bolsillo del cliente, viene con un auto, y una reparación vale 4 o 5 mil pesos, de los cuales $ 800 serán para nosotros. Para un trabajador, lo estás matando, entonces te paga como puede, con cheques, cuotas o tarjetas, que tienen un 50% de recargo”. Como solución, Valentín asegura que “estamos evaluando la posibilidad de arreglar con una financiera local para ver si podemos dar una posibilidad más al cliente. Laburamos y queremos cobrar, porque los costos son muy altos. Hoy llegar a un auto nuevo no es difícil, pero cuando se rompe los costos son muy altos”, coinciden ambos.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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