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La Tuerca del Motoquero

 

“¿Pinchaste?: te vamos a buscar”. La inventiva de los Acosta se pone en juego todos los días. El crecimiento es rápido, procuran satisfacer las necesidades del cliente entendiendo las demandas de un mercado cada vez más exigente y profesional.

 

Luciano “El Chino” Acosta y su papá Jorge emprenden un taller de motos que han transformado en un prestador de servicios y venta de respuestos.

El orgulloso padre cuenta que todo empezó cuando El Chino terminó sus estudios secundarios en la ENET, luego “se capacitó bien, hizo cursos en acá y en Buenos Aires, y con mucho esfuerzo se fue armando un taller. Hoy con las motos que existen hay que tener conciencia cuando se mete mano, siempre intentando que el cliente se vaya contento”.

En el nuevo contexto del mercado del motociclismo la adaptación es más que necesaria. Acosta manifiesta que “necesitás herramientas especiales, ya no es el ciclomotor de hace unos años, sus tuercas, sus arandelas, demandan elementos especiales”.

En La Tuerca resuenan los agradecimientos sobre la colaboración de los colegas, como también el poder de inventiva para poder adaptarse a las necesidades de ese mercado. Así han desarrollado bancos en altura, bancos de trabajo móviles y su caballito de batalla, que es un sistema de auxilio.

La necesidad hace a los inventos. Acosta define que “en este momento estamos realizando un curso virtual, a través de Internet, y en él vamos viendo cosas para adaptar”. Así con un trabajo en altura “cambia absolutamente todo, no hacés fuerza, no trabajás incómodo, tenés todo a mano, desarmás el motor y lo tenés a la vista. También hicimos un banco en el que podemos mover el motor a nuestra voluntad, siempre lo podemos tener de frente, y eso nos hace trabajar mejor”.

 

Hoy con las herramientas que hay no podés inventar mucho, hay que ir innovando, poniéndose al día.

Acosta (P) lo lleva en la sangre, se emociona al recordar a su propio padre, quien ejercía el mismo oficio. Ahora le toca el rol de apoyar a un joven de 21 años. Ambos, emprendedores e inquietos, querían afianzar la clientela, allí surgió la idea del ¿pinchaste?, te voy a buscar. “Todos se reían porque el primer carro lo hicimos con una cama”, pero resultó la idea. Así que pronto se dispusieron a armar uno mejor, “pero el día que lo terminé, me lo quisieron comprar, así que tuvimos que hacer otro. Esto a la gente les ha caído bien, es un servicio y gratis para nuestros clientes. En la ciudad de Bolívar es un servicio sin cargo, pero también hemos ido a otras ciudades. El traslado es gratis, se trata de un auxilio, la llevamos a donde quieran, por ejemplo a otro taller”.

El taller se ha convertido también en una casa de repuestos. “Fuimos comprando de a poco, porque el cliente no tiene que ir a buscarlo, es un servicio más. Si no le solucionás el problema, lo complicás al cliente, porque todas las motos son distintas, y sus repuestos también, desde un bujía que viene con pasos de rosca distintas a una tuerca, por eso lo de los repuestos”; pero con las restricciones en la producción, “hay que inventar siempre alguna adaptación”. Acosta define que “los repuestos para motos tenemos todo, y si no llegamos a tenerlo, en 24 horas están acá, porque trabajamos on line por Internet”. También han agregado una línea completa de cubiertas para motocicleta, “nosotros sabemos el bolsillo de la gente, por eso también tenemos una segunda marca de muy buena calidad”.

Como repuestos ahora han incluido el rubro de karting para abastecer al mercado local de competición. “Y también tenemos aceite para motor y caja de autos, porque vimos que mucha gente cambia el aceite los domingos, y está todo cerrado. Esos clientes nos tocan timbre y se llevan lo que necesitan”.

En la necesidad de dar respuestas, “también empezamos a hacer electricidad, y eso lo hemos logrado con el apoyo de Córdoba, un colega que siempre nos estuvo dando una mano. Es lo que hemos cosechado en la vida, buenos amigos”, sostiene Acosta.

Así, al momento de evaluar el desarrollo, los Acosta se muestran conformes, “porque hoy la gente camina mucho, evalúa a todos, y si vuelven, es porque estamos con buenos precios y buen servicio”. Después de dos años y medio de trayectoria “la evaluación es muy positiva, éste es un taller de amigos, nosotros damos garantía en los trabajos que hemos realizado”, aseguran con satisfacción.

 

 

 

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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